Cuento 16: El misterio del reloj antiguo

 En un pequeño pueblo rodeado de montañas, vivía una anciana llamada Doña Clara. Su casa era un museo de recuerdos, lleno de fotografías, cartas y objetos antiguos. Pero lo que más llamaba la atención de todos era un enorme reloj de pared que había heredado de su bisabuelo, un artesano relojero.

El reloj tenía una peculiaridad: cada vez que daba las campanadas de la medianoche, emitía un leve susurro que nadie había logrado entender. Los vecinos decían que era el alma del reloj hablando, aunque Doña Clara siempre se había mostrado escéptica.

Una noche, curiosa y cansada de no comprender el sonido, decidió grabar el susurro. Al escuchar la grabación, se dio cuenta de que eran palabras en un idioma antiguo, que hablaban de un secreto escondido en la casa.

Intrigada, Doña Clara comenzó a buscar pistas entre sus cosas y, tras varios días, encontró un compartimento oculto en la base del reloj. Dentro había una pequeña caja con una carta manuscrita que revelaba que su bisabuelo había escondido una joya de gran valor, una herencia familiar que nadie había encontrado jamás.

La noticia despertó el interés del pueblo, y con la ayuda de todos, lograron descubrir la joya enterrada bajo el viejo roble del jardín. Desde entonces, el reloj dejó de susurrar, pero en la casa de Doña Clara quedó la magia de un misterio resuelto y la alegría de compartir un legado.

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